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El Colegio Nacional de Buenos Aires se prepara para celebrar el Bicentenario de la Revolución de Mayo en un ámbito ideal para pensar ese acontecimiento histórico y reflexionar acerca de los vínculos que unen el pasado, el presente y el futuro de la Nación Argentina.
En el edificio centenario, que se erige en la Manzana de las Luces, en el barrio porteño de Monserrat, los ecos de la historia se oyen una y otra vez. Funcionó allí el Real Colegio de San Carlos, una institución que albergó a las élites culturales de la colonia y por cuyos claustros pasaron Manuel Belgrano y Mariano Moreno, para mencionar sólo a dos figuras intelectuales de la generación de Mayo que abrevaron en las ideas europeas, procurando adaptarlas a las realidades del país del Plata.
Cien años después, al cabo de luchas para definir el modo en que se construiría la Nación, el Colegio –desde 1863 con su actual nombre de Colegio Nacional– reflejó, en sus prácticas pedagógicas, las concepciones culturales y políticas de la generación del 80 y la del Centenario. Las ideas que delinearon ese primer Estado argentino y la Argentina agroexportadora que miraba embelesada a Europa.
Miguel Cané, en su novela Juvenilia, dejó testimonio de sus impresiones adolescentes, de los docentes y de los estudiantes de su tiempo, una élite preparada para cumplir roles dirigentes en una Argentina aristocrática. Incorporado a la Universidad de Buenos Aires en 1911, el Colegio se afirmó como un establecimiento modelo que consolidó un perfil humanístico y de desarrollo de las ciencias, innovador en cuanto a métodos y enfoques.
Más allá de un prestigio consolidado a lo largo de los años, el Colegio, hoy una institución propia de una sociedad democrática, da cuenta del presente de los jóvenes –alumnos y alumnas- que estudian en sus aulas, que recorren sus claustros centenarios, que se agitan en su frente. Nos habla de la responsabilidad de educar, de renovar las prácticas pedagógicas para adaptarlas a los nuevos tiempos y a las necesidades actuales. Nos proyecta al futuro.
¿Cómo recordar entonces, pensando en nuestros jóvenes, los orígenes de la Nación Argentina en este Bicentenario? ¿Cómo enlazar la memoria del pasado con el presente de los estudiantes de hoy?
La Comisión del Bicentenario, que se ha reunido en el CNBA con la participación de autoridades, representantes de los docentes, alumnos y ex alumnos, se ha propuesto rescatar el valioso patrimonio que conserva el Colegio: su biblioteca posee ejemplares únicos del pasado, fruto de donaciones importantes; sus gabinetes, renovados con las transformaciones de la ciencia, cuentan aún con material que remite a prácticas pedagógicas del pasado, a otras realidades, a otros concepciones y a otros proyectos.
Rescatar ese patrimonio olvidado, mostrarles a los jóvenes de hoy cómo estudiaban las generaciones de comienzos de siglo, alentar su curiosidad y su espíritu crítico es una forma de facilitar la reflexión sobre las rupturas y continuidades de la historia, sobre los lazos que unen pasado y presente, y se proyectan al futuro. No será la única tarea de la Comisión, que buscará promover en cada área y en cada departamento, actividades específicas para la reflexión y participación de los alumnos, entre las cuales podemos mencionar mesas redondas, charlas, concursos de ensayos.
Esperamos que, en esta tarea, el Colegio Nacional de Buenos Aires pueda estar a la altura de las generaciones que lo precedieron y, sobre todo, que este evento dé oportunidad para el ejercicio de la responsabilidad de educar, pensando en el pasado, pero desde nuestro presente y con la mira puesta en el futuro; en ese futuro que representan los alumnos que hoy alberga esta prestigiosa institución.
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