sumario  
  editorial  
  staff  
  otros números  
     
  contacto . infosite  
 
 
 
 
 

Instituto de oncología Angel Roffo

 
 

Excelencia médica en la lucha contra el cáncer

 
  Coincidiendo con el primer centenario de la patria, el médico argentino Ángel H. Roffo (1882–1947) presentaba en la Academia de Medicina su tesis “El cáncer. Contribución a su estudio”. Fue el primer paso para la creación del Instituto Experimental para el estudio y tratamiento del Cáncer. Llegaría a ser el establecimiento oncológico más antiguo de América, el que hoy lleva su nombre.  
     
     
 

En vísperas de la celebración del Bicentenario de la Revolución de Mayo es importante recordar que hace 100 años, coincidiendo con el primer centenario, el médico argentino Ángel H. Roffo (1882–1947) presentaba en la Academia de Medicina su tesis “El cáncer. Contribución a su estudio”. Por este trabajo recibió el premio “Facultad de Medicina 1910” y le fue ofrecida la Sección Cáncer del Instituto Nacional de Bacteriología, hoy, el Instituto Malbrán.

Allí preparó el trabajo científico “Cáncer experimental” que derivó en un proyecto para la creación del Instituto Experimental para el estudio y tratamiento del Cáncer. Llegaría a ser el establecimiento oncológico más antiguo de América, el que hoy lleva su nombre. Fue en este Instituto donde Roffo demostró, casi un siglo atrás, que fumar es la causa de muchos tipos de cáncer y que éstos podrían prevenirse.

Roffo fue uno de los primeros en el mundo en demostrar experimentalmente en animales la producción de tumores por el tabaco. Al final de su carrera, pudo asegurar basado en sus observaciones clínicas y experimentales, que el tabaco es la principal causa de cáncer de pulmón; que el principal culpable es el alquitrán y no la nicotina, y que los hidrocarburos aromáticos policíclicos son los principales agentes cancerígenos.

Desde estos descubrimientos, hace más de setenta años, se han producido en Argentina importantes avances, tanto en los métodos de diagnóstico como en el tratamiento del cáncer relacionado al humo de tabaco. Sin embargo, la mortalidad por tabaco sigue en aumento debido, principalmente, a la falta de las correspondientes mejoras en las medidas de prevención.

En nuestro país no existe una ley nacional de control del tabaquismo. Algunas provincias y ciudades aisladas han adoptado, sólo recientemente, leyes promoviendo ambientes ciento por ciento libres de humo de tabaco. Sin embargo, se han aceptado excepciones que limitan el impacto de las medidas tomadas. Desde fines de 2006 rige la prohibición de fumar y publicitar tabaco en la vía pública en la ciudad de Buenos Aires. Y, en 2007, se estableció un Programa Nacional de Control de Tabaco que intenta prohibir el consumo y/o venta de tabaco a menores de edad. Aunque importantes, estas medidas se han iniciado y aplicado en una manera fragmentada y no coordinada y, por lo tanto, carecen de la efectividad de un completo programa nacional de lucha contra el tabaco.

La experiencia en otros países demuestra que la reducción de las enfermedades relacionadas con el tabaquismo requiere la creación de una cultura antitabaco apoyada en dos pilares: las medidas legales y la presión social. Cien años después de que el doctor Ángel Roffo identificara el vínculo entre tabaco y cáncer, hay que reconocer que ninguno de estos dos prerrequisitos para la prevención ha sido, hasta ahora, bien desarrollado en la Argentina.

 
 
 

Instituto de investigaciones médicas Alfredo Lanari

 
 

Cincuenta años formando médicos de la UBA

 
  El Instituto Lanari, dependiente de la Universidad de Buenos Aires fue creado el 31 de julio de 1957. Su nombre rinde homenaje al doctor Alfredo Lanari, quien dirigiera hasta 1976 el Instituto, en el que se dedicó a la investigación, la docencia y la asistencia.  
     
     
 

El Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari, dependiente de la Universidad de Buenos Aires fue creado el 31 de julio de 1957. Hoy continúa formando a los nuevos médicos de la Universidad de Buenos Aires, a la vez que integra la Red de Hospitales Universitarios. Su nombre rinde homenaje al doctor Alfredo Lanari, quien dirigiera hasta 1976 el Instituto, en el que se dedicó a la investigación, la docencia y la asistencia.

En la actualidad, el Instituto es una unidad académica de la UBA. Y ya desde sus comienzos, los jóvenes estudiantes realizaron en él sus primeras prácticas médicas. Fue también allí donde comenzó la moderna investigación clínica en el país, donde se realizó el primer transplante renal, y donde se puso en marcha el primer riñón artificial a nivel oficial y público.

El doctor Lanari fue un ejemplo del dicho de Ortega y Gasset: “Un auténtico profesor universitario no va a la Universidad, está en la Universidad”. En lugar de hablar, trabajaba incansablemente. Muestra de ello, es que repetía las palabras del Mio Cid, “lengua sin manos, cuemo osais fablar”.

En su discurso de colación de 1934 menciona: “Cada universitario tiene la obligación de tener una posición filosófica y política; la primera en su calidad de hombre, la otra, como ciudadano de una democracia. La Universidad habrá contribuido a ellas, enseñándole a pensar para que elija libremente su camino, pero nunca enseñándole qué es lo que debe pensar…”.

En el cargo de director del instituto, al doctor Alfredo Lanari (1957-1976) lo sucedieron el doctor Roberto González Segura (1976-1982), el profesor doctor Aquiles Roncoroni (1982-1998), el profesor doctor Samuel Finkielman (1998-2007) y desde abril de 2007, el doctor Daniel Tomasone.

En el Instituto se cubren varias especialidades de adultos (no se atiende Obstetricia ni Pediatría), entre las que se destacan Hematología, Reumatología (Lupus, Artritis Reumatoidea, Esclerodermia, Dermatomiositis), Enfermedades Neuromusculares, Clínica Médica, Cardiología, Inmunología, Transplantes Renales, Nefrología, Hemodiálisis, Diálisis Peritoneal Continua Ambulatoria, Endocrinología Clínica y Quirúrgica, Cirugía Laparoscópica y Percutánea, Hemodinamia, Cirugía de la Epilepsia y otras patologías de rara aparición.

En la actual gestión se han realizado una serie de obras para remozar, ampliar y dar mejores servicios a los más de 3.000 pacientes que, provenientes de todo el país, mes a mes pasan por el Instituto.

Como Hospital de gestión descentralizada puede firmar convenios para brindar servicios a todas las Obras Sociales y Prepagas. Actualmente, se está desarrollando un Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable para las afiliadas de DOSUBA, completamente gratuito. Los turnos se deben solicitar al T.E. Nº: 4521-8166 de lunes a viernes de 8 a 18. (Exclusivo para este Programa).

El Instituto está ubicado en la Avenida Combatientes de Malvinas 3150, esquina Campillo, a dos cuadras de Triunvirato y avenida De Los Incas (estación del subte B), cuenta con una página web (www.lanari.fmed.uba.ar) y un correo electrónico (director@lanari.fmed.uba.ar). T.E. Nº: 4514-8701/04. Los turnos de atención se pueden solicitar telefónicamente de lunes a viernes de 11 a 18 al T.E. Nº 4521-8140

 
 
 

Instituto de tisioneumonología Raul F. Vaccarezza

 
 

Ciencia al servicio de la lucha contra la tuberculosis

 
  La tuberculosis sigue siendo la enfermedad que mata a más personas que cualquier otra, inclusive que el sida. El Instituto Vacarezza realiza una importante labor para la erradicación de este mail infeccioso.  
     
     
 

Creado como tal por Resolución del Consejo Superior Nº 4953/93, el Instituto de Tisioneumonología “Profesor Doctor Raúl F. Vaccarezza”, surgió de la Cátedra de Patología y Clínica de la Tuberculosis fundada en 1928, luego convertida en Cátedra de Tisioneumonología en 1964.

Resulta imposible, entonces, separar su historia del desarrollo y crecimiento de nuestro país. Creado para combatir una de las enfermedades más difundidas en el mundo como la Tuberculosis, nos encuentra en el segundo centenario de la fundación de nuestro país con la necesidad de satisfacer esa demanda. Actualmente se ve dificultada por la aparición de nuevas asociaciones como el VIH-SIDA y la aparición de las temibles formas de tuberculosis como la tuberculosis multirresistente y la extremadamente resistente, dando nuevamente testimonio de la necesidad de un instituto como el nuestro.


A 200 años de la creación de la patria, la enfermedad sigue siendo el mal infeccioso que mata más que cualquier otro, inclusive que el sida. Pareciera mentira que estemos hablando de estos temas, ya que en el Bicentenario tenemos la oportunidad de reflexionar acerca de cómo podemos y qué debemos hacer para controlar la enfermedad. Proveer una coordinación de servicios, una infraestructura y una estructura propia de salud para erradicar este tipo de enfermedades.

Como Centro de Referencia Nacional y Regional de Tisioneumonología,
su misión es y ha sido:
*
Asistencia del paciente tuberculoso y neumonológico.
* Docencia de pregrado (Neumonología) y posgrado (formación de Médicos Especialistas en Neumonología).
* Investigación sostenida en los valores de la educación, la excelencia y la calidad.

Para esta misión el Instituto consta de:
* Área de Consultorios Externos y Docencia.
* Laboratorio de Bacteriología de la Tuberculosis.
* Área de Internación de 108 camas.

 
 
 

Hospital de Clínicas José de San Martín

 
 

La medicina en la Revolución de Mayo de 1810

 
  La Medicina también estuvo presente en la Revolución de Mayo. Sobre todo, es clave destacar la presencia y actuación de cuatro profesionales médicos en el histórico y memorable Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810: Cosme Argerich, Agustín Fabre, Bernardo Nogués y Justo García y Valdés.  
     
     
 

La creación del Protomedicato puesto en funciones el 17 de agosto de 1780 por el Virrey Don Juan José de Vértiz y Salcedo, inauguró una etapa de la Medicina del Río de la Plata que subsistió hasta bastante después de la Revolución de Mayo de 1810.

El primer protomédico que había arribado con el primer Virrey Don Pedro de Cevallos fue el irlandés Miguel Gorman (a quien luego sucedería el Doctor Cosme Mariano Argerich), y en Cirugía al Licenciado Agustín Eusebio Fabre (1749-1820) considerado el primer obstetra de Buenos Aires. Ambos presentaron un plan de estudio de la Medicina al Virrey Gabriel Miguel Avilés y del Fierro para la primera escuela médica donde se anotaron catorce alumnos que iniciaron sus estudios en 1801.

Junto con el Doctor Cosme Mariano Argerich (1758- 1820) fueron los verdaderos impulsores de la Escuela de Medicina. Fabre dictaba Anatomía, Clínica Quirúrgica y Partos para iniciar en 1805 la Primera Cátedra de Obstetricia. En 1784, fue designado médico del Colegio de Huérfanos, y al poco tiempo se convirtió en el Primer Examinador del Protomedicato. Entre 1794 y 1799 redactó junto con Agustín Fabre y Bernardo Nogués las Ordenanzas del Real Colegio de Medicina y Cirugía de Buenos Aires. En 1801 fue nombrado Profesor del Primer Curso de la Carrera de Medicina, y en 1802, Catedrático sustituto de Medicina y “Protomédico General y Alcalde Mayor de todas las Facultades de Medicina, Cirugía, Pharmacia y Phlebotomía”. Durante las invasiones inglesas fue Médico Jefe del Hospital de la Caridad.

En 1813, la Asamblea Constituyente, transformó el Colegio de Ciencias en el Instituto Médico Militar y nombró a Argerich como su Director, quien redactó con Agustín de Paula Rivero y Agustín Eusebio Fabre el Reglamento de la Medicina Militar. Desde su cargo, en 1816, proveyó al General San Martín de material sanitario y médicos para la campaña libertadora a Chile. Fue el primer médico argentino, considerado uno de los fundadores de la profesión en nuestro país.

Justo García y Valdez fue designado Médico Primero de la Plana Mayor de Facultativos. Años después de la Revolución de Mayo, en 1816, año en que Gorman fue jubilado y en su reemplazo, fue designado Protomédico (segundo y último de Buenos Aires).

En 1822 Rivadavia creó la Academia de Medicina y lo designó su primer presidente. Luego, en 1829 fue Director de los tres Centros de Vacunación de la ciudad hasta su fallecimiento en 1844. También fue autor de un proyecto de constitución en 1833 junto con Diego Alcorta y Mateo Vidal.

La percepción del advenimiento del proceso emancipador y la libertad de pensamiento serían los principios renovadores compartidos por estos cuatro profesionales médicos que sostuvieron con entusiasmo patriótico las nuevas ideas de la Revolución de Mayo durante su participación en la gloriosa jornada del Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810. Ellos cumplieron con su deber como médicos y como ciudadanos para que el 25 de mayo de 1810 fuera posible.

Bibliografía
-
Beltrán Juan Ramón: Historia del Protomedicato de Buenos Aires. Buenos Aires. El Ateneo. 1937.
- Buzzi, A., Pérgola, F.: Clásicos Argentinos de Medicina y Cirugía. Buenos Aires: López Ed. 1993.
- Gutiérrez, Juan María: Orígenes y desarrollo de la enseñanza pública superior en Buenos Aires. Buenos Aires. La Cultura Argentina. 1915.
- Massini Ezcurra, José M.: Los Argerich: Dos vidas consagradas a la patria y a la ciencia médica. Buenos Aires: Editorial Amigos del Libro Argentino. 1955.