ALUMNO DEL NACIONAL DE BUENOS AIRES EN LA CIMA DEL MUNDIAL DE QUÍMICA

De izquierda a derecha, Valentín Ferreria Codermatz, del Colegio Nacional de Buenos Aires, y sus compañeros de equipo Alejandro Elías Ferreyra, Luca Marchioni Giovanelli y Ariel Gaspar Grillo.

Un equipo de estudiantes secundarios de todas partes del país, entrenado por la UBA, obtuvo 4 medallas de bronce en la 57ª edición de las Olimpíadas Internacionales de Química, frente a equipos de 90 países. (Ver la nota)

Entrevistamos a uno de los participantes, Valentín Ferreria Codermatz del Colegio Nacional de Buenos Aires.

¿Qué te llevó a participar de estas competencias de química?

Considero que la principal motivación que tuve, que creo tenemos todos a la hora de participar de una olimpíada es ésa: ver que tan lejos podemos llegar con nuestras capacidades, esfuerzo y perseverancia. Por suerte se hace muy llevadero el recorrer todo ese camino con amigos, con compañeros copados que conocimos y con profes excelentes que nos estimulan a darlo todo. Es un desafío en varios aspectos.

Yo comencé a participar de la OAQ en 2022 porque me interesaban mucho las ciencias exactas y disfrutaba mucho de las clases de Química del Colegio. Aprender tantas cosas nuevas y hacer amigos nuevos fue lo que me hizo querer seguir participando una y otra vez, hasta que en mi tercer año me propuse darlo todo y ver hasta dónde podría llegar.

¿Cómo fue la experiencia de conocer gente de tantas partes del mundo?

Fue muy divertido, interesante e intenso conocer tanta gente tan diversa como también rendir los exámenes de 5 horas cada uno.

La experiencia fue espectacular, completamente inolvidable. Conocí a mucha gente copada de muchos rincones del mundo, de países que posiblemente nunca llegaré a visitar. El intercambio cultural fue muy lindo, que se dio mayoritariamente en diálogos y en comidas que diversas delegaciones llevaron para compartir.

También, los chicos de Malasia, Sri Lanka, Pakistán, Mongolia e Indonesia llevaron atuendos nacionales muy vistosos que jamás había visto. Compartimos juegos de mesa con otros países, incluso le enseñamos a jugar Truco a un mongol.

En los micros de las excursiones cantamos muchas canciones, entre ellas nuestro himno  nacional el día de la independencia, a tal punto que nos pedían continuamente que cantáramos algo, entonces aprovechamos para mandar un mix de Aurora y las marchas de San Lorenzo y de Malvinas.

A raíz de eso las delegaciones de todos los países empezaron a poner canciones tradicionales suyas en los viajes, compartimos micro con Armenia, Austria, Australia, Bangladesh, Bielorrusia y Bélgica.

Otro aspecto para destacar fue el clima. Salimos de un frío polar en todo el país y llegamos allá con 55º de sensación térmica todo el día. Por suerte los ambientes eran todos aclimatados, pero cuando estábamos transportándonos o al aire libre se sentía el calor.

¿Cómo fue que llegaste a ganar una medalla de bronce en un mundial de química?

Todo comenzó en la Olimpíada Argentina de Química (OAQ) en la que participé tres años consecutivos. Al terminar la última, fui llamado para participar del proceso selectivo para la 57ª Olimpíada Internacional de Química (IChO).

En la primera etapa fuimos 22 personas que participamos de un examen teórico escrito de 5 horas y uno práctico de laboratorio de 4 horas. Pasamos los mejores 12  a la segunda etapa, en la cual se mantuvo el mismo modo de evaluación, al cabo de la cual se definieron los 4 seleccionados para viajar.

Tras esto comenzó la etapa de entrenamiento intenso de 2 semanas, en la que abordamos todos los temas avanzados de la IChO. El tiempo que nos quedaba antes de viajar lo usamos para estudiar día y noche.