Desmitificando el origen del Coronavirus
¿Cuál es el origen del virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19? Ante las noticias falsas que circulan, incluso en medios masivos de renombre, conversamos con la viróloga de la UBA Lucía Cavallaro, para que nos cuente por qué ni es un invento de un laboratorio chino, ni se ha escapado de uno por el error o la malicia de un científico.

Ante la necesidad de informar, cuando casi todo lo que sucede en el mundo trata sobre el Coronavirus, sucede lo que se está llamando Infodemia: Una saturación de información que más que ayudarnos a comprender a lo que nos estamos enfrentando, nos confunde, nos asusta y nos angustia.
Proliferan noticias sobre estudios sin comprobar, investigaciones en curso sin conclusiones fehacientes, y lo que es peor, a veces sólo se basan en material antiguo, poco fiable, e incluso noticias falsas y pensamientos conspirativo.
Dentro de estos últimos es que se inscribe la Fake News, o noticia falsa, sobre el origen del virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19. En la versión conspirativa, se presentan a dos posibles culpables: Uno es un laboratorio chino que creó el virus como un arma biológica, y el otro es también un laboratorio chino, pero que, trabajando con el virus con algún fin maléfico, tuvo un accidente y dejó libre el virus entre la población china.
Ambas versiones son falsas, y no se basan en ninguna información comprobable. Como toda Fake News, se desarticula simplemente con poner en ejercicio nuestro pensamiento crítico: ¿Esta información está basada en algo? ¿Eso en lo que se basa, es creíble? ¿Es respaldado por pruebas serias?
En general, cualquier información sensacionalista es compartida a través de las redes sociales a mayor velocidad que la información que proviene de sitios confiables o de las autoridades sanitarias. Es un trabajo arduo desarmar noticias falsas. En situaciones como esta, resulta perjudicial, porque genera incertidumbre en la gente, dudas, pánico y falta de credibilidad hacia la información que llega desde la autoridad sanitaria.
No fue creado en un laboratorio
En el caso del origen del SARS-CoV-2 no existe prueba científica alguna a favor de que el virus que causa el COVID-19 en humanos se haya originado en un laboratorio, a la vez de que es imposible que se trate de un virus creado, como bien nos ha explicado Lucía Cavallaro, viróloga de la Universidad de Buenos Aires, Área Virología, profesora titular de la Cátedra de Virología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, y también presidenta de la Sociedad Argentina de Virología.
“Los coronavirus, como el SARS-CoV-2, son comunes entre especies animales salvajes, y frecuentemente saltan de sus hospedadores animales, hacia los humanos. Esta es la explicación
más apoyada por la evidencia científica sobre el origen del SARS-CoV-2. Un origen natural”, explicó Cavallaro. Así, sucedió en el 2002 con el SARS CoV y en el 2012 con el MERS CoV. Por lo tanto, SARS CoV 2, podría ser un nuevo salto a la población humana. La diferencia con los virus anteriores es que éste ha resultado muy exitoso en la transmisión entre humanos. Si esta hipótesis es correcta, se trataría de un virus de origen natural”.
La evidencia en la que se basa esta explicación, apoyada por la mayoría de los especialistas mundiales, es la secuenciación del SARS-CoV-2, es decir el análisis de cada uno de sus genes. Esto se logró por primera vez en enero de este año, y ya hay cientos de secuenciaciones de cada una de las cepas de este virus que circulan en diferentes partes del mundo. Incluso aquí en el país, se han secuenciado 3 cepas diferentes, con la participación de científicos de la UBA.
“A partir de la observación de las secuencias del genoma de SARS-CoV-2, la evidencia no avala la posibilidad de se trate de un virus creado en laboratorio”, aseveró Cavallaro. “Por otro lado cuando se manipula genéticamente un genoma viral quedan marcas de esa manipulación que pueden ser detectadas por los expertos”.
“Es que el SARS-CoV-2, como decimos nosotros, es un virus grande, su genoma es de un gran tamaño, con casi 32 mil pares de bases. Ese genoma tiene una gran capacidad de codificación, una estructura compleja, y varias de las proteínas que codifica no se saben exactamente qué rol tienen en la infección del virus. Entonces, no sería fácil introducir cambios que puedan dar un ‘producto tan exitoso’”, dijo la viróloga.
No se escapó de un laboratorio chino
La información genética del SARS-CoV-2 apunta a que su pariente más cercano es un virus que afecta a los murciélagos conocido como RaTG13, cuya muestra estaba en un Instituyo de Virología de Wuhan, China. Razón por la cual el pensamiento no crítico, deduce que se escapó de allí. Pero es erróneo.
Primero, RaTG13 fue tomado originalmente de animales de otra región de China, Yunnan. Y segundo, las secuenciaciones, las cientos que existen de diversas partes del mundo, apuntan a que si bien son similares, el RaTG13 y el SARS-CoV-2 están separados por 50 años de evolución, según Edward Holmes, experto en evolución viral de la Universidad de Sydney, Australia.
Es decir que el virus original de murciélagos no fue el RaTG13, sino uno similar. No saltó de forma directa al humano a fines del año pasado en Wuhan, China, sino que tuvo un intermediario, otro animal, y en el medio pasaron décadas, durante las cuales el virus cambió antes de que finalmente se adaptase a poder infectar a humanos.
Según los estudios científicos, SARS-CoV-2 está más relacionado a un coronavirus que afecta a los pangolines. Pequeños mamíferos que semejan un dragón en miniatura, con escamas a prueba de espadas de caballero y todo. Esas escamas son duras, al grado que cuando un pangolín ve amenazado cubre la cabeza con las patas delanteras, dejando ver sólo su armadura de escamas.
Por culpa de esta protección, son uno de los animales más traficados del mundo, y se encuentran en peligro de extinción. Las escamas son muy demandadas por la medicina tradicional asiática, que la utiliza para el tratamiento del asma, el reumatismo o la artritis.
Científicos chinos estudiaron los virus que afectan a los pangolines en estado salvaje, buscando protegerlos, y así es como se pudo saber que este tipo de coronavirus estaba más relacionado al SARS-CoV-2. Son los que más posibilidades tienen de ser originadores del salto a humanos.
“Desde lo científico, no hay elementos que puedan avalar que el SARS-CoV-2 es un producto de manipulación en laboratorio. La información disponible, producto de cientos de secuenciaciones de cepas del SARS-CoV-2, apunta a un origen natural, que todavía está por determinarse”, concluyó Cavallaro.