Se reduce la contaminación por la Cuarentena
En el Día del Medio Ambiente, la Pandemia y Cuarentena que estamos experimentando ponen en evidencia el aire contaminado que respiramos y cómo esto afecta negativamente a nuestra salud. En tiempos de Aislamiento Preventivo las ciudades se vuelven más respirables. Los principales contaminantes del aire, provenientes del transporte y la actividad industrial, se han reducido en hasta un 70% durante la primera semana de cuarentena, como han podido comprobar investigadores de la UBA.

Durante esta pandemia no todas podían ser malas noticias; algún beneficio trae, y es el de hacernos ver cómo se limpia el aire de un día para el otro en la Ciudad de Buenos Aires, cuando la circulación de vehículos se redujo casi en un 90% durante la primera semana del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Un beneficio pasajero, pero que podría dejarnos enseñanzas que permitan tomar medidas a largo plazo para reducir la contaminación, ya que se ha podido estudiar y comprobar en las grandes áreas metropolitanas del mundo.
“En la mayoría de las grandes ciudades del planeta, Buenos Aires una de ellas, las principales fuentes de contaminación del aire son el transporte público y privado, y la industria”, nos contó Timoteo Marchini, profesor de Química General e Inorgánica en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, e investigador del CONICET.
“En estos meses de cuarentena, se ha podido cuantificar en la mayoría de las principales ciudades del mundo, la magnitud de la mejora en la calidad del aire, producto de haber entrado en cuarentena y la disminución de la movilidad, la actividad industrial y económica”, continuó Marchini, bioquímico, que forma parte del grupo del profesor Pablo Evelson, vicedecano de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, quienes juntos trabajan con el bioquímico Juan Manuel Mercadé, de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires.
Los contaminantes atmosféricos inciden de forma directa sobre nuestra salud, y no sólo en los problemas respiratorios, como pudieron constatar los investigadores, sino que agrava el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular, e incluso se podría asociar con la obesidad y la diabetes.
Óxidos en el aire
Los investigadores pudieron medir cómo, tras la implementación de la cuarentena, se vio una disminución del 50% de los contaminantes en la Ciudad de Buenos Aires. Y si se lo compara con el mismo período del año anterior, la reducción fue de entre un 60 a un 70%, dependiendo la región de la ciudad.
Es interesante destacar, que desde principios de abril, cuando comenzó a flexibilizarse la cuarentena, y retornó la circulación de vehículos, ya notaron un aumento en la contaminación del aire en Ciudad de Buenos Aires. Asimismo, en los países en los que la cuarentena ya se ha levantado completamente, los niveles de contaminación han vuelto subir, como se pudo constatar en el este de China.
“Los principales contaminantes que se encuentran en la atmósfera son gases, como los óxidos de nitrógeno, y el material particulado, que son partículas sólidas totalmente invisibles al ojo humano, más o menos del tamaño de un virus, y que están presentes en el aire que respiramos en la ciudad”, explicó Marchini.
Se puede estimar la concentración de óxidos de nitrógeno en el aire de diversas formas. Una de ellas es analizando imágenes satelitales, como lo hizo la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) a partir de datos provenientes de la Agencia Espacial Europea, por mediciones de la densidad óptica de la atmósfera. Sin embargo, esos datos deben ser confirmados con muestras en el sitio, que es lo que hace el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Existen tres estaciones de monitoreo de la calidad del aire en la ciudad que toman información todos los días, a toda hora. Las cámaras están ubicadas en Parque Centenario, en La Boca y en Av. Córdoba y Rodríguez Peña. El equipo del que forma parte Timoteo Marchini analiza la información proveniente de estas estaciones, en el marco de un convenio de cooperación institucional con la Agencia de Protección Ambiental, cuyo presidente es el Lic. Renzo Morosi, y el Lic. Fernando Schottenfeld, como Director General de Control Ambiental.
“Nosotros analizamos los valores de los óxidos de nitrógeno y otros contaminantes por hora, durante todo el día, todos los días, feriados y fin de semana incluidos. Lo que hacemos, básicamente, es agrupar esos datos y comparar distintos periodos de interés”, explicó el bioquímico, máster en ciencias biomédicas y doctorado en contaminación ambiental y enfermedades cardiovasculares.
Contaminación e Infartos
Pero no sólo ha disminuido la contaminación, sino los efectos que causa en nuestra salud. Las consultas por enfermedades cardiovasculares, y los accidentes cerebrovasculares e infartos han disminuido. En China y en Europa, diversos estudios científicos han estimado en decenas de miles las muertes evitadas, relacionadas a la contaminación ambiental.
Esta contaminación diaria incide de forma directa en la salud de la gente. El equipo en el que trabaja Marchini, junto con investigadores de la Facultad de Medicina, pudo establecer en trabajos anteriores que el sistema cardiovascular se ve afectado de forma directa por los contaminantes. La Organización Mundial de la Salud estima que 7 millones de personas mueren por año producto de respirar aire de mala calidad, de las cuales 500.000 son niños menores de 5 años.
“El infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular son las principales enfermedades y causas de muerte relacionadas con respirar aire contaminado”, explicó Marchini, que actualmente está en Alemania realizando un intercambio en el Hospital de Friburgo estudiando junto con ellos los mecanismos a través de los cuales la contaminación ambiental ejerce un efecto adverso sobre la salud humana.
“Lo que estamos haciendo ahora aquí en Alemania, en colaboración con la Facultad de Farmacia y Bioquímica y la Facultad de Medicina de la UBA, es tratar de entender cuál puede ser la posible incidencia de la exposición a la contaminación ambiental sobre distintos factores de riesgo cardiovascular”, explicó Marchini.
“Específicamente, lo que estamos viendo ahora es la relación que existe también entre contaminación y obesidad. Han aparecido trabajos en los últimos años, principalmente en Estados Unidos y en China, donde se observa que las zonas más contaminadas presentan una mayor incidencia de obesidad, e incluso de diabetes”.
“En experimentos preliminares que realicé hace unos meses en Buenos Aires, obtuvimos algunos resultados que parecerían explicar estas observaciones”, explicó el investigador. “Ahora, con nuestros colegas en Alemania, estamos estudiando los mecanismos que se activan en el sistema inmune, y que podrían asociar la exposición al aire contaminado con estas alteraciones metabólicas, para ver qué se podría hacer al respecto”.
Cambiar el paradigma
“Más allá de lo transitorio que sea esta mejora en la calidad del aire, eso no quiere decir que no la podamos aprovechar de la mejor manera posible”, opinó el especialista. “Es un claro ejemplo de cómo las actividades del hombre, cuando se llevan a cabo de una forma poco amigable con el medio ambiente, contaminan, y que esa contaminación produce un efecto adverso directo sobre la salud de las personas”.
“Esta clara evidencia debería ser utilizada para impulsar definitivamente las acciones que se necesitan para hacerle frente a este problema, que no consiste en entrar en cuarentena intencional por un par de semanas al año, sino soluciones a largo plazo, políticas públicas orientadas por la mejor evidencia posible que promuevan cambios de comportamiento, con un particular enfoque en la mejora del transporte público y la movilidad”, concluyó Marchini.