08/03/2019 // Clarín - Nota - Tema del Día - Pag. 3

Diez mujeres cuentan cómo rompieron el techo de cristal

Una mecánica de aviones, la directora del penal de Olmos, una chofer del SAME, una docente trans y una plomera, entre otras, dicen cómo se ganaron su espacio.

“Qué bueno conocerlas, chicas. Qué bueno ver que se va abriendo el camino para las mujeres en distintos rubros”. Lo dice Andrea Rosales Vega, enfundada en el mameluco azul que se le volvió uniforme en 2005, cuando se convirtió en la primera mujer en trabajar en la aerolínea Austral como mecánica de aviones. Lo dice mientras se despide de, entre otras, la primera mujer seleccionada como rectora de la escuela"Carlos Pellegrini", la primera mujer que conduce una ambulancia del SAME, y la primera mujer en dirigir el complejo penal de Olmos. De cara a este Día Internacional de la Mujer, Clarín reunió diez historias que van desde cómo es ganarse un espacio propio en un mundo laboral desigual que reserva determinados cargos, oficios y salarios a los varones, hasta cómo es encarar una transición de identidad de género al frente de un aula escolar.


“Al principio fue más difícil: los compañeros más grandes tenían actitudes machistas, no toleraban que hubiera una mujer haciendo lo mismo que hacían ellos”, se acuerda Rosales Vega. “Ahora es distinto, con los compañeros de mi edad es todo más fácil, se acostumbraron a que haya una mujer entre ellos. Mi presencia generó cambios, desde que haya otro vestuario a un mejor trato entre todos”, cuenta. Entre sus tareas se cuentan revisar motores, cambiar ruedas y chequear el funcionamiento de los sistemas hidráulicos de los aviones.


Durante esos primeros años más difíciles desarrolló una estrategia para avanzar: “Me concentraba en que era la carrera que yo había elegido y en que esas cosas negativas que me decían, me sirvieran de fortaleza. No me decía que era un camino por el que habitualmente van varones, sino que pensaba que era mi camino”.


Ana Barral acaba de asumir como rectora del Pellegrini. Es la primera vez -desde 1890- que una mujer ocupa ese cargo. A la vez, Valeria Bergman fue elegida como rectora del Buenos Aires. Nunca habían sido dos mujeres quienes, en simultáneo, estuvieran al frente de las dos principales escuelas secundarias de la UBA.


“Abrirme camino como docente no fue difícil, pero que el camino se abriera para acceder a cargos de gestión fue más complejo. Hay que deconstruir muchas cuestiones arraigadas y volver a construirlas para que tanto mujeres como varones puedan estar en los cargos de gestión de esta escuela”, dice Barral. A Bergman le pasó algo similar: “En educación, el camino fue fácil como profesora y como licenciada en Psicología. Pero ocupar un cargo de gestión fue más complejo: casi todos los espacios están ocupados por varones”, sostiene.


En el complejo penal de Olmos, cerca de La Plata, hay 3.300 personas detenidas, entre mujeres y varones. Una de sus cuatro dependencias, en la que hay más de 2.500 presos, es la más poblada del país. El año pasado, Norma Puccia -que lleva 28 años en el Servicio Penitenciario Bonaerense- se convirtió en la primera mujer en dirigir ese complejo. “Los límites de la participación de la mujer se han ido corriendo y me da mucho orgullo ser parte de eso. Hasta hace poco, era impensado que una mujer llegara a la función que yo tengo ahora, que implica la jerarquía máxima en el penal, por eso creo que es muy importante que una mujer lo haya logrado”, dice.


Silvia Betbeder tiene 68 años y una venda en el tobillo derecho: un esguince le impide apretar el acelerador y el freno del auto que maneja como remisera, al que quiere volver cuanto antes. “No sólo por la plata, sino porque disfruto de estar en la calle haciendo este trabajo, que me da mucha autonomía”, cuenta. Fue una de las primeras en registrarse en Sara LT, una app de conductoras mujeres para pasajeras mujeres, un servicio que, con mayor o menor formalidad y sobre todo por seguridad, se extiende en distintas ciudades de Argentina y del mundo. “Lo que más me atrajo de esta propuesta fue que estaba disponible para mujeres de todas las edades. A las mujeres se nos van cerrando puertas a partir de los 35 años, que es la edad en la que consideran que por ahí tenés hijos”.


Quimey Ramos es docente trans.
Enseñaba Inglés en una escuela primaria de La Plata cuando por primera vez se maquilló para entrar al aula: era 2016. “A partir de ahora voy a venir como la profe Quimey”, les contó a los chicos. “Cuando les conté fue hermoso”, diría después sobre aquel día. Ahora enseña en el Bachillerato Popular Trans “Mocha Celis”, en Chacarita, y encabeza la Red Nacional de Docentes Trans y Travestis. “Las posibilidades para las trans y travestis aún son muy pocas: nuestro principal destino sigue siendo la prostitución.Por eso creo que mi aporte en el ámbito educativo es visibilizarnos: hemos sido negadas”, reflexiona. “A una persona que se está pensando como trans le diría que no transe nada, que la biología no sea un destino: las chicas y los chicos - piensa en sus alumnos- nos vienen demostrando que las posibilidades son mucho más grandes”.

En Aeroparque, cerca de los talleres de Austral en los que trabaja Andrea Rosales Vega, Elisabeth Policastro monitorea aviones Embraer 190.Lo hace desde 2012. Busca fallas, las documenta, clasifica partes de naves aeronáuticas, rastrea el destino de esas partes en todo el mundo. “Ya no es tan pesado trabajar con varones, pero fue una mochila pesada durante varios años. Hubo que abrirse camino y eso fue complicado porque son tareas que muchos varones creen que les son propias y hay que desarmar todo eso”, describe.


“Voy a ser la mejor plomera”, pensaba Daniela Vida. Sobre todo, cuando entraba a las ferreterías y le daban repuestos distintos a los que necesitaba, le respondían de mala gana, intentaban venderle gato por liebre.


“Ese fue el ámbito más difícil”, cuenta Daniela, que trabajó dando capacitaciones en la Secretaría de Comercio.
Daniela es plomera y gasista. Y arregla persianas. Usa herramientas para hacer determinadas palancas que minimizan el esfuerzo físico que implican determinados arreglos y ya logró que los ferreteros entendieran que sabe de lo que habla. “Manejo términos cada vez más técnicos entonces se dan cuenta de que sé, pero me la hicieron pasar difícil”, cuenta.
“Creo que a través de mi caso se puede visibilizar que una mujer puede hacer cualquier tarea, dedicarse a cualquier oficio. A veces la gente no confía en que la plomera sea mujer, pero quienes me llaman ya saben que va a ir una mujer a hacerles el arreglo, y he logrado vivir de esto”.


En septiembre de 2018, Lucía Barbuto se convirtió en la primera presidenta de Banfield. Fue la primera mujer en ser elegida para ese cargo en un club de fútbol de Primera División.


Desde que asumió, alguien chequea que todos los jugadores estén vestidos antes de que ella entre al vestuario después de algún partido.
“No le estamos sacando el lugar a ningún varón, sino que estamos ocupando los lugares que nos corresponden”, sostiene. Durante sus primeros años de militancia en el club, cuenta, tuvo miedo: “Me preocupaba que no me aceptaran tanto sólo por el hecho de ser mujer, pero con el tiempo eso se fue pasando. Ocupar el lugar que ocupo ahora, el de presidenta, puede abrir un camino para que otras mujeres participen más en sus clubes y también accedan a cargos importantes en el ámbito del fútbol”, describe.


Paola Garbalena es la primera mujer en ser chofer de ambulancia del SAME. “El rol de la mujer es cada vez más importante en muchos ámbitos”, sostiene Paola. “Al principio tuve miedo a que se hiciera diferencia, a que me trataran distinto por el hecho de ser mujer, pero me di cuenta de que no pasa eso entre mis compañeros”.
Se puso un objetivo: Y dice algo parecido a lo que ya pensaron y dijeron algunas mujeres que acaba de conocer: “Mi aporte fue romper el hielo para que ahora se sumen más mujeres”.

“Hasta hace poco era impensado que una mujer llegara a la función que tengo”.
Norma Puccia Dirige el complejo penal de Olmos

“Se nos cierran puertas a partir de los 35 años, porque piensan que podemos tener hijos.” Silvia Betbeder Remisera. Trabaja para una app de conductoras mujeres

“Hay que deconstruir muchas cuestiones arraigadas y volver a construirlas.” Ana Barral Primera rectora en la historia del colegio Carlos Pellegrini

“Ya no es tan pesado trabajar con varones, pero fue una mochila pesada varios años.” Elisabeth Policastro Monitorea aviones Embraer 190 en Aeroparque

“Fue fácil como profesora, pero ocupar un cargo de gestión fue más complejo.” Valeria Bergman Rectora del Colegio Nacional de Buenos Aires

“Mi aporte fue romper el hielo para que ahora se sumen más mujeres.” Paola Garbalena Primera mujer en ser chofer de una ambulancia del SAME

“A veces no confían que una mujer sea la plomera, pero he logrado vivir de esto.” Daniela Vidal Plomera y gasista

“Me concentraba en que era la carrera que yo había elegido y que éste es mi camino.” Andrea Rosales Vega Primera mecánica de aviones de la línea aérea Austral

“Hemos sido negadas.
Mi aporte es visibilizarnos en el ámbito educativo.” Quimey Ramos Docente trans. Enseñaba inglés y trabaja en un bachillerato popular

“Puedo abrir un camino para que otras mujeres participen en más clubes.” Lucía Barbuto Dirige Banfield. Primera presidente elegida en un club de Primera 

Por Julieta Roffo